La Iglesia Católica, representada por 267 prelados de todos los continentes, concluyó este sábado un sínodo de un mes dedicado a los jóvenes, pero esta asamblea de obispos, demasiado diversa, no presentó ninguna propuesta concreta.

Tras la votación al final en la tarde del sábado, en la que se aprobó el documento final de esta asamblea internacional de obispos, el papa Francisco hizo referencia a un "momento difícil" marcado por "continuas acusaciones para manchar a la Iglesia", lo cual es una forma de "persecución".

Francisco hizo un llamado a los participantes a "defender la Iglesia", una posible referencia a ciertos opositores ultraconservadores del papa que usan los escándalos de abusos sexuales en su contra.

Los abusos del clero, muy discutidos la primera semana, figuran en las conclusiones votadas en el sínodo, aunque no forman parte de los temas principales, como reclamaban entre otros alemanes y estadounidenses. Muchos países de Asia y África, que de momento se libran de los escándalos públicos, se mostraron poco receptivos a este sismo que sacude Chile, países de Europa y Estados Unidos.

El texto resalta "el deber de erradicar una cultura del ejercicio de la autoridad en la cual echan raíces los diversos tipos de abusos" (de poder, económicos, de conciencia o sexuales). Añade que también hace falta "enfrentar la falta de responsabilidad y de transparencia con las que se gestionaron muchos de estos casos".

Al abrir esta cumbre mundial el 3 de octubre, el papa Francisco había pedido a los obispos que "transformaran" las estructuras, a veces demasiado rígidas, de la Iglesia.

¿Apuesta conseguida? El documento final "se parece a un catálogo [de la tienda de muebles] Ikea", afirmó un obispo particularmente irritado por la pesada máquina consensual del Vaticano. "Uno tiene todo lo necesario para el cuarto de baño y la cocina, en todos los estilos, para que todo el mundo se vea reflejado".

"Un obispo de Europa del este se arriesgó a decir que la moral de la Iglesia, al decir 'nada de relaciones sexuales antes del matrimonio' se había vuelto insoportable. Pasamos a lo siguiente y no volvimos a hablar de ello", narró. Pero "otro día, los conservadores subieron al estrado para reclamar una advertencia sobre la moral de la Iglesia", agregó.

"Sobre internet, es posible el consenso, sobre la moral sexual, es imposible, las posiciones son demasiado diversas", apuntó otro obispo.

- Desaparición de la sigla LGTB -

"Algunas propuestas audaces, susceptibles de copar titulares, no fueron retenidas", confirmó el obispo francés monseñor Emmanuel Gobillard, uno de los pocos que habló de sexualidad.

Pero destacó que se había tratado de una experiencia importante dentro de una Iglesia universal, con amplia diversidad de lenguas y culturas. "Pasó algo, pero es intraducible para los medios", dijo.

Las reacciones alegres de 34 jóvenes invitados constituyeron un soplo de aire fresco que los obispos agradecieron.

Por otro lado, un puñado de expertas o auditoras participaron por primera vez en esta reunión masculina.

"No me sorprendería que el próximo sínodo se dedique a las mujeres", indicó la hermana francesa Nathalie Becquart.

El texto final es, no obstante, poco entusiasta en este sentido. "Un dominio de importancia especial es la presencia femenina en los organismos eclesiásticos en todos los niveles, igualmente en los procesos de toma de decisiones eclesiásticos", escriben los obispos.

Y aunque todos los obispos prometieron poner en práctica en sus países lo aprendido en el sínodo, el texto final, de unas 60 páginas, se limita a recoger generalidades que evitan los puntos de fricción.

La sigla LGTB había aparecido por primera vez en la historia del Vaticano en un documento de trabajo. Pero, como era de esperar, la mención fue rechazada de plano por los obispos africanos y por un prelado estadounidense conservador, y no figura en la versión final.

"En numerosas comunidades cristianas existen ya caminos de acompañamiento en la fe a personas homosexuales; el sínodo recomienda favorecer esos caminos", menciona el párrafo 150, bastante alambicado, que fue el que recibió más rechazos durante la votación.